Siempre tú.
Te has aposentado en mi vida.
Has entrado en ella sin llamar. Y aquí me tienes barriendo los rincones, para dejarla un poco más presentable.
Para que te quedes en ella el tiempo que quieras, sentadita en el sofá de mis brazos, saboreando los pistachos de mis besos,
controlando como anda mi depósito de felicidad y llenándolo cada vez que haga falta con tus caricias.
Has entrado en ella sin llamar. Y aquí me tienes barriendo los rincones, para dejarla un poco más presentable.
Para que te quedes en ella el tiempo que quieras, sentadita en el sofá de mis brazos, saboreando los pistachos de mis besos,
controlando como anda mi depósito de felicidad y llenándolo cada vez que haga falta con tus caricias.
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Anónimo -