Blogia
Edmond Wells.

espejo

espejo ¿Qué habrá que hacer para que el espejo se convierta en nuestro cómplice?
Ni siquiera la mirada más benevolente me puede devolver, cuando me miro, la oscura realidad de la huella del tiempo, la masacre que devasta una piel que parece haber sido concebida para la eterna juventud.
Admiramos a los mitos porque murieron en su mejor momento corporal.
El vientre liso de un Jean Dean cuando se estrelló con su coche seduce más que la descomunal barriga de un Marlon Brando consumido por excesivos años a sus espaldas.
¿Seríamos capaces de contemplar sin pena a una Marilyn Monroe de 70 años?.
Probablemente, nosotros sí.
Ella, evidentemente, no.
Sin embargo, hay algo peor que un espejo asquerosamente objetivo, y es la pequeña pantalla.
Se valora mucho a las personas que, a causa de un extraño don, enamoran a la cámara, y es porque normalmente ese extraño artilugio hace todo lo contrario, busca con sadismo hasta el último grano para exhibir nuestro aspecto más horroroso. Quienes desean salir en la tele a costa de lo que sea, además de intentar llegar a la fama como locos, tienen su autoestima elevada al infinito. Se ven guapos hasta en el water.

0 comentarios