¿para qué hablar, si no sirve de nada?

La duda es la siguiente: ¿guardamos silencio porque no sabemos, o somos silenciados para que no sepamos? Somos libres para hablar, es cierto, pero ¿estamos en condiciones de hacerlo? La regla, sin embargo, es el silencio. O mejor: el silenciamiento.
El mundo es un mercado de consumidores silenciados: usted no puede hablar, porque hace mucho tiempo que ha perdido la noción de lo que significa hablar. Déjelo a otros que, a su vez, lo dejarán a otros. La cadena invisible del quinto poder.

Rafael Argullol.
Diario El País (23/10/04)


Nadie habla nada. Nadie hace nada
Que grande, grande, grande eres, Rafael.